sábado, 22 de diciembre de 2018

JAIME SAMANIEGO Y MARTÍNEZ-FORTÚN, PRIMER CABALLERO LAUREADO DE LAS FUERZAS REGULARES

Antes de finalizar el año 2018, no hay que dejar pasar el recuerdo a D. Jaime Samaniego y Martínez-Fortún, Teniente de Caballería destinado en las Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, primer Caballero Laureado de dicho glorioso cuerpo.



El 15 de mayo de 1912, el Teniente Samaniego, al frente de una sección del Tercer Escuadrón de la unidad anteriormente citada, luchó heroicamente en el combate librado para conseguir ocupar el poblado de Haddu Al-lal Kaddur, situado al suroeste de Melilla. Desde que se inició la acción se condujo con gran energía y decisión, cargando con gran valor contra el enemigo que le recibió con fuego de fusilería. Tras ser herido gravemente en el pecho, continuó dando pruebas de sereno valor cargando nuevamente al frente de su unidad contra los harkeños rebeldes, hasta que una segunda herida, en el corazón, acabó con su vida. En este combate también perdió la vida el cabecilla rebelde El Mizzian, consiguiéndose el final de la revuelta.

El Teniente Samaniego fue ascendido póstumamente a Capitán por méritos de guerra así como condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, la más preciada distinción a la que aspira todo militar español. Fue el primero de los Regulares en recibirla y un claro ejemplo de ese lema que llevan con orgullo "Fiel Regular hasta morir".

D. Jaime Samaniego y Martínez-Fortún había nacido en Valladolid un caluroso 29 de agosto de 1883, hijo del Barón de Camporredondo, D. Antero Samaniego y Frías, y de Dª. María de los Ángeles Martínez-Fortún y Martínez- Talavera, hija del Mariscal de Campo carlista D. León Martínez-Fortún y Erlés.



En su ciudad natal cursó el bachillerato con los Padres Jesuitas del Colegio de San José hasta su ingreso en la Academia de Caballería en septiembre de 1903, donde consiguió el empleo de Segundo Teniente en julio de 1906 cuando fue destinado al Regimiento de Cazadores Villarrobledo, 23º de Caballería, de guarnición en Badajoz.

A principios del año siguiente fue trasladado al Regimiento de Lanceros del Príncipe, 3º de Caballería, de guarnición en Alcalá de Henares. En agosto pasó en comisión de servicio al Depósito de Cría y Doma, en Córdoba, donde llevó a cabo prácticas de ganado y agricultura, regresando a su Regimiento una vez concluidas.

Ascendió por antigüedad al empleo de Primer Teniente en julio de 1909, y siendo destinado a una nueva unidad en septiembre, el Regimiento de Húsares de Pavía, acantonado en Aranjuez, y donde permanecería hasta su incorporación al posteriormente laureado Regimiento de Cazadores Alcántara, que prestaba servicio en Melilla. Este último traslado se produjo a instancias de su solicitud por servir en la campaña africana.

Al mes de servir en su nuevo destino marroquí, el Teniente Coronel de Caballería D. Dámaso Berenguer, primer jefe y organizador del Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla desde su creación en junio de 1911, lo requirió para esa novedosa fuerza de choque del Ejército Español en Marruecos. Se incorporó inmediatamente al Tercer Escuadrón, nueva unidad que necesitaba de la instrucción necesaria para ponerse a la altura del resto de los Regulares. Con sus hombres sirvió en la Campaña del Kert hasta hallar gloriosa y heroica muerte en el cumplimiento del deber.

Sus restos mortales descansan en el Panteón de Héroes del Cementerio de la Purísima Concepción, de la española ciudad africana de Melilla.

Bibliografía:
Real Academia de la Historia
Archivo General Militar de Segovia





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