sábado, 21 de julio de 2018

EL MAYOR HÉROE DE LA LEGIÓN, CAPITÁN PABLO ARREDONDO ACUÑA

La Legión Española, fundada como Tercio de Extranjeros en el año 1920 ha sido desde ese momento la unidad más laureada del Ejército Español, habiéndose hecho acreedora de siete Corbatas Laureadas de la Real y Militar Orden de San Fernando y de veintidós Corbatas de la Medalla Militar, las más importantes condecoraciones que se conceden como premio al valor heroico y/o muy distinguido demostrado por los receptores. Además, a sus oficiales, suboficiales y caballeros legionarios se les han concedido veintidós Cruces Laureadas de San Fernando y doscientas once Medallas Militares Individuales.

Capitán D. Pablo Arredondo Acuña con su primera
Cruz Laureada de San Fernando en el pecho

D. Pablo Arredondo Acuña, en su carrera militar se hizo acreedor de dos Cruces Laureadas de San Fernando - hecho sólo alcanzado en su época por otros cuatro militares - además de una Medalla Militar Individual y un ascenso póstumo a Comandante por méritos de guerra. En su hoja de servicios se recogen su participación en más de cincuenta acciones de combate y diez heridas de guerra. En las siguientes líneas vamos a conocer su vida.

Nació nuestro héroe en la histórica ciudad jiennense de Baeza el 8 de enero de 1890, en el seno de una familia de amplia tradición militar, originaria de Torreperogil que se estableció en Baeza en 1887 al casar su padre, el Teniente Coronel de Infantería D. Pablo Arredondo y Muñoz-Cobo con Dª. Rosario de Acuña y Martínez de Pinillos, hija de D. Cristóbal de Acuña Solís, alcalde de la ciudad.

Según pleito de hidalguía conservado en la Real Chancillería de Granada, sus raíces castrenses se remontaban hasta D. Lope García de Arredondo, quien tomó parte en la conquista de Baza junto a los Reyes Católicos. Militar fueron su bisabuelo, que sirvió en el Regimiento de Dragones de la Reina, sus tíos, su padre e incluso sus cinco hermanos, todos estos últimos muertos cumpliendo su deber militar. Hoy día, el apellido Arredondo sigue sirviendo en nuestras Fuerzas Armadas, honrando a España y a sus antepasados.

El 13 de abril de 1899 el pequeño Pablo recibió un fuerte golpe anímico, en Sevilla moría su padre debido a lo quebrantada que había quedado su salud tras su participación en la Guerra de los Diez Años en Cuba. 


Alcázar de Toledo, lugar donde se ubicaba la
Academia de Infantería (c. 1880)
El 31 de agosto de 1908, siguiendo los pasos de su difunto padre, ingresa en la Academia de Infantería de Toledo, donde tras cursar los tres años reglamentarios salió en el verano de 1911 como Segundo Teniente y destino al Batallón de Cazadores de Barbastro nº 4, de guarnición en Alcalá de Henares. Desde 1909 se combatía por establecer un Protectorado español en Marruecos, necesitando el Ejército de ir rotando en el territorio a distintas unidades . Así, el 9 de mayo de 1913 embarca en Algeciras con destino a Ceuta junto a su nueva unidad, el Batallón de Cazadores de Arapiles nº 9, a la que se había incorporado en mayo de 1912. Nada más llegar y tratándose de un cuerpo de primera línea, comienza a participar en enfrentamientos con los rifeños, siendo su bautismo de fuego en ese mismo mes, era una simple escaramuza, pero no tardaría en llegar su primer enfrentamiento serio.

Era la tarde del 11 de junio de 1913. Al Batallón de Cazadores de Arapiles se le da la orden de ocupar una posición para apoyar el repliegue desde Laucien hasta Tetuán de la columna mandada por el General D. Miguel Primo de Rivera. El Arapiles, mandado por el Teniente Coronel D. Alfredo de Castro Otaño, ocupa unas alturas para mejor proteger el repliegue de la columna. Inmediatamente se vieron atacados por gran número de enemigos de las harcas del Raisuni que volcaban toda su potencia sobre las tropas en repliegue. Durante un buen rato, los cazadores de Arapiles opusieron fuerte resistencia para dar tiempo al repliegue de la columna, pero llegó un momento que prácticamente se vieron rodeados por un enemigo que gritaba desaforadamente para minar la moral de los españoles, por lo cual, el Tte. Coronel Castro, ya avanzada la tarde, ordenó el repliegue de la unidad.


Empezó con orden, por escalones que se apoyaban sucesivamente, pero cuando las sombras del anochecer empezaron a dificultar la visibilidad, el enemigo, aprovechando su perfecto conocimiento del terreno, se movió muy ágilmente, desorientando a la reacción española. Por la izquierda del despliegue se bate el Teniente Arredondo. Cumpliendo la orden de repliegue, acaba de abandonar un grupo de rocas desde donde ha mantenido a raya al enemigo. Apenas se han alejado unos cien metros, cuando los moros, dueños ahora de las rocas, desencadenan un fuego mortífero que no sólo les alcanza a ellos, sino que bate a las otras secciones en movimiento. Las bajas crecen de modo alarmante. Arredondo quiere contrarrestar el efecto que los heridos producen en sus compañeros y grita: "iMuchachos! ¡Tenemos que volver! ¡Echarlos de las rocas! ¡Adelante, cazadores! iA por ellos!"

La reacción es instantánea, los soldados corren tras su oficial, quien, sable en mano, se lanza a desalojar al enemigo. La lucha al arma blanca es tremenda, pues los moros se protegen entre las rocas y hay que sacarlos de su escondite. El Teniente Arredondo lucha a mandobles con tres rifeños que le rodean, derribando de un certero golpe a uno de ellos. Los otros, asustados por el valor de aquel hombre que lucha como un coloso, huyen precipitadamente. Uno de sus hombres descubre entonces que el Teniente está herido en la ingle, manando abundantemente sangre y así se lo hace saber. "¡Calla! -le dice- ¡No es más que una pedrada", y volviéndose hacia sus hombres, tremolando el sable ensangrentado, exclama: "¡Otro empujón y no volverán más a estas piedras!", al tiempo que nuevamente corre al frente de su Sección y vuelve a cargar con el mismo empuje. Su asistente, asustado, le vuelve a decir a su Teniente que la herida que tiene en la ingle no es una pedrada sino una herida de bala, a lo que el Teniente replica: "No digas disparates, y no hables con nadie de mi herida. Ya lo sabes, no es más que una pedrada. Aguanto bien y no es momento de pararse a curar un pacazo sin importancia".

Por tercera vez vuelve con sus hombres a desalojar al enemigo que hostiga sin tregua a las tropas en retirada. El valor de sus oficiales no solo estimula, sino que enorgullece a los soldados y, contagiados de su valor, cada uno es un héroe que lucha sin regateos. Es así, con enérgicas reacciones, como el Batallón de Arapiles pudo seguir su camino a Tetuán. Cuarenta bajas ha tenido la unidad, entre ellas la herida de pronóstico grave del Teniente Arredondo, quien regresó cojeando y con uno de sus hombres cargado a hombros. Por esta acción recibió la Cruz de primera clase de la Real y Militar Orden de San Fernando (1) - esta condecoración se igualó a partir de 1925 con la Cruz Laureada de 2ª clase de la misma Orden -.

Sin haberse repuesto del todo de tan complicada herida que le hizo perder un riñón, y ascendido a Primer Teniente por antigüedad,  en abril de 1914 se incorporó al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla, de guarnición en Tetuán. Con dicha unidad tomó parte en ocho acciones de combate, mereciendo ser citado como Distinguido en la Orden del Cuerpo y recompensado con la Cruz del Mérito Militar con Distintivo Rojo, lo que acrecentó su fama de oficial valiente y sacrificado.


Tercio de Extranjeros fundado en septiembre de 1920 (c. 1921)
De agosto a diciembre de 1916, debido a las nuevas heridas recibidas y las molestias que las antiguas le causaban, pasa a situación de "reemplazo por herido" a la 2ª Región Militar. A finales de 1916 ascendió a Capitán y regresó a la península, donde pasó por varios destinos hasta que el Teniente Coronel Millán-Astray le envió una carta para que se incorporase a la 1ª Compañía de la I Bandera del recién creado Tercio de Extranjeros. En su misiva literalmente le dijo: "Arredondo, necesito tu entusiasmo. Te prometo sufrimientos sin fin, estar en primera línea de combate, probablemente la muerte, y también la gloria, si eres capaz de merecerla". El 1 de octubre de 1920 ya estaba incorporado al Tercio en el acuartelamiento "García Aldave" de Ceuta.

Los siguientes meses los pasará dedicado a la organización e instrucción de su compañía, tarea que no debió de ser nada fácil si tenemos en cuenta la calidad de los primeros contingentes que se incorporaron al Tercio: delincuentes, ex presidiarios y aventureros de varias nacionalidades que buscaban una nueva vida, y a los que había que convertir en una unidad eficiente y disciplinada capaz de operar siempre en los puestos de mayor peligro.

A partir del 18 de abril de 1921 comenzó a operar con las columnas de los Generales Castro Girona y Sanjurjo, con las que, pese a no serle asignada la vanguardia que Millán-Astray reclamaba reiteradamente, recibió su auténtico bautismo de fuego el 25 de junio durante la ocupación de la posición de Ait Gaba. Tras cuatro días de intensos combates, en la operación "Muñoz Crespo" es nuevamente herido cuando avanzaba al frente de su Compañía junto al resto del Tercio para desalojar a los rifeños de sus posiciones. En un brutal contraataque, los marroquíes frenan el intento de desalojo y con certeros disparos sobre los oficiales paralizan el avance español. El Capitán Arredondo herido en ambas piernas dirige a sus hombres gritando las órdenes desde el suelo bajo el fuego enemigo.

Al ser evacuado horas después y debido a la gravedad de sus heridas fue trasladado a Madrid, donde tras ser intervenido quirúrgicamente parecía que había finalizado en el servicio activo la vida militar de nuestro héroe, ya que le fue recomendado el pase al Cuerpo de Inválidos. Para poder caminar necesitó el resto de su vida un incómodo aparato ortopédico e incluso pudo disimular su cojera.

Empeñado en volver al Tercio pasó los siguientes años luchando en las oficinas del Ministerio de la Guerra y en los tribunales médicos, para ser readmitido al servicio activo; incluso, S.M. el Rey D. Alfonso XIII se comprometió a ayudarlo tras haberlo recibido en audiencia el día 27 de marzo de 1923.


Teniente Coronel Jefe del Tercio de Extranjeros
Tras este calvario, por fin el 23 de julio de 1924 se reincorpora al Tercio, lo cual había sido y era su mayor deseo. Inmediatamente comenzó a participar en acciones de combate, y volvió a la dura y placentera vida del legionario: dolor, heridas, hambre, sed, combates, honor y gloria. Quizás previendo su muerte, al mes siguiente, en agosto, dejó escrito su testamento:

" Lego a mi ahijado Pablo la Cruz de San Fernando que lleve en mi uniforme al morir, y sepa cumplir con la Patria. 

Lego a mi sobrino Pablo, hijo de mi hermano Luis, mi uniforme ensangrentado con el mismo fin. Encargo a mis hermanos Juan y Luis, hagan un ligero resumen de mi vida militar y muerte por la Patria, para que se lo lean con frecuencia a sus hijos, para que sirviéndoles de ejemplo, lo sigan y sean hijos amantísimos de España, como yo siempre lo fui".

Continuó combatiendo en diversas acciones rodeado de sus legionarios, hasta el día 19 de noviembre de 1924, cuando al mando de su 1ª Compañia con la que protegía la evacuación del campamento de Xauen bajo un violento temporal de agua y viento, es herido, permaneciendo en su puesto animando a sus legionarios mientras cubre la retirada del resto de la I y VI Banderas y los Regulares de Ceuta. Otro disparo le alcanza en el pecho, produciéndole una gravísima herida. Cuando es evacuado en una camilla al puesto de socorro, recibe un nuevo disparo en la cabeza que le causa la muerte instantánea. La gravedad de la situación hace que no pueda recuperarse su cuerpo, que es abandonado al enemigo.

Caballeros Legionarios atacando una posición rifeña
Póstumamente y por sus méritos en combate recibirá el ascenso a Comandante (2), la Medalla Militar Individual (3) y su segunda Cruz Laureada de San Fernando (4). Igualmente, en 1925 el Ayuntamiento de Torreperogil solicitó al Rey que le fuera concedido a su madre y en memoria de nuestro héroe el Marquesado de Arredondo, pero queda sin materializarse dicha propuesta.

Además de las condecoraciones anteriormente relacionadas, durante su carrera militar recibió la Medalla de Sufrimientos por la Patria, la Medalla Individual de Marruecos con pasador de Tetuán y distintivo de herido, y la de los Centenarios de los Sitios de Zaragoza y Gerona.

Fallecido soltero a los 34 años, sí sabemos que estaba comprometido con Dª. Luisa San Teodoro y Linares, vecina de Madrid, y a la cual dejó bajo el amparo familiar de los Arredondo como si de la viuda se tratara, ya que consignó para ella en su testamento una pensión vitalicia mensual de 150 pesetas pagaderas desde el mes siguiente a su muerte.

(1) CONCESIÓN CRUZ DE SAN FERNANDO DE 1ª CLASE
(2) ASCENSO A COMANDANTE POR MÉRITOS DE GUERRA
(3) CONCESIÓN MEDALLA MILITAR INDIVIDUAL
(4) CONCESIÓN CRUZ LAUREADA DE SAN FERNANDO

Bibliografía: 
Memorial de Infantería, Ministerio de Defensa de España
Blog del General Dávila 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

JAIME SAMANIEGO Y MARTÍNEZ-FORTÚN, PRIMER CABALLERO LAUREADO DE LAS FUERZAS REGULARES

Antes de finalizar el año 2018, no hay que dejar pasar el recuerdo a D. Jaime Samaniego y Martínez-Fortún, Teniente de Caballería destinado...